Se ha marchado uno de los políticos más valientes y carismáticos que ha tenido España.
Le tocó gobernar en una de las épocas más delicadas y complejas de la historia española y, aunque no fue perfecto, sin él, probablemente, la transición de la dictadura a la democracia en nuestro país no hubiese sido un modelo a seguir.
No creo en la política, pero creo en las personas y este hombre, independientemente del partido al que perteneció, fue un más que digno representante para todos los españoles.
Mucho tienen que aprender los gobernantes recientes para llegar a su altura.
Según su hijo, uno de los poemas favoritos de Adolfo Suárez es el poema "Si", de Rudyard Kipling, con el que se identificaba especialmente.
También es uno de mis preferidos y quiero rendirle un pequeño homenaje recordando este poema que es, verdaderamente, una lección de vida.
Descansa en paz allá donde estés.
SI
Si puedes conservar la cabeza
cuando a tu alrededor todos la pierden
y te cubren de reproches;
si puedes confiar en ti mismo
cuando duden de ti
y ser indulgente para su duda;
si puedes esperar
y no sentirte cansado con la espera
o siendo engañado por quienes te rodean,
no pagar con mentiras,
o siendo odiado no dar cabida al odio
sin que te creas por ello
ni demasiado bueno, ni demasiado sabio.
Si puedes soñar
sin que los sueños imperiosamente te dominen;
si puedes pensar
y no hacer de los pensamientos
tu objetivo único;
si puedes encontrarte
con el triunfo y el fracaso
y tratar a esos dos impostores
de la misma manera;
si puedes soportar
que la verdad, por ti expuesta,
sea tergiversada por bribones
para hacer una trampa para los necios,
o contemplar destrozadas
las cosas a las que has dedicado tu vida
y agacharte y reconstruirlas
aunque sea con gastados instrumentos.
Si puedes hacer un hato con todos tus triunfos
y arriesgarlo todo de una vez
a una sola carta,
y perder, y comenzar de nuevo por el principio
y no dejar escapar nunca
una palabra sobre su pérdida;
y si puedes obligar a tu corazón, a tus nervios
y a tus músculos a servirte en tu camino
mucho después de que hayan perdido su fuerza,
excepto la Voluntad diciendo
"¡persistid!¡es la orden!".
Si puedes hablar con multitudes
y perseverar en la virtud
o caminar entre Reyes
y no cambiar tu manera de ser;
si nadie, ni amigos ni enemigos,
pueden causarte daño,
si todos pueden contar contigo
pero ninguno demasiado,
si puedes emplear el inexorable minuto
recorriendo una distancia
que valga los sesenta segundos
tuya es la tierra y todo lo que hay en ella,
y lo que es más importante,
serás hombre, hijo mío.
Rudyard Kipling