Cálida
noche sin luna,
al
filo de la mañana,
los
sonidos del silencio
acallaron
el último latido
cuando
naufragó su barca.
El
que fue, ahora no es.
su
mar se tornó desierto,
su
tiempo se derramó
y
sintió miedo...
a
navegar sin brújula,
a
ahogarse entre las nubes,
a
remar en un vacío inquieto
sin
ir a lugar alguno.
Mientras
el infinito se desplomaba
la
tierra se alejaba cada vez más.
Su
cuerpo quedó en ella,
envoltorio
hueco
de
una realidad injusta.
Belén Rodríguez